El personaje de Lisbeth Salander me gustó al momento, y la reconocí inmediatamente cuando Noomi Rapace le dio vida en la gran pantalla.
Me gustó esta mujer escuálida, bajita, andrógina, inteligente, provocativa, tatuada y llena de piercings. Me gustó esta pirata informática y su memoria fotográfica, esta increíble investigadora privada, esta outsider total, con su sonrisa torcida, su mirada triste y profunda. Me gustó esta chica dura de pelar y su comportamiento osco, su indiferencia y su rabia, sus silencios, su dolor, su soledad, su aparente falta de emoción, su moralidad más que cuestionable, su tendencia a husmear… ¡Me gustó esta temblorosa luz de vela!
Me leí la trilogía “Millenium” de Stieg Larsson sedienta y hambrienta; avida por llegar cada vez más al fondo de la vida de Lisbeth, al presentir desde el principio que esta mujer era extremadamente frágil, desconfiada y que la vida la había tratado mal.
Este ser humano aparentemente tarado era lo que era por culpa de algo o de alguien que la había hecho así.
Lisbeth – Lizbeth en Hebreo significa dedicada a Dios – no podía haber nacido de esta forma; gente corrupta, seguramente hombres, eran los culpables de su perversion.
No voy a desvelar la historia de Lisbeth. Tan solo estoy tratando de explicar mi fascinación, mi admiración hacia su personalidad, tratando de saber por qué motivos es ella uno de los personajes de libro más intrigantes de este éxito mundial que es la trilogía de Larsson, tratando de entender por qué es prejuzgada y estereotipada, a pesar de suponer que ella se protege de su pasado y de su etiqueta de enferma mental. Estoy tratando de averiguar por qué no se puede dejar de mirarla ni dejar de seguirla tanto en el libro como en la pantalla.
Desearía expresar mi admiración hacia Noomi Rapace por su interpretación del personaje de Lisbeth. Esta talentosa actriz sueca se preparó y se entrenó muy duro para aprender a boxear y para aprender el kick-boxing, siguió incluso un régimen muy estricto para perder mucho peso y parecer anoréxica, e incluso se negó a que la doblasen en las escenas de lucha.
A pesar de que la nueva versión cinematográfica de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, con Daniel Creig y Rooney Mara en los papeles principales, esté a punto de ser estrenada, la primera Lisbeth de la gran pantalla fue Noomi y su brillante interpretación seguirá en nuestras mentes para siempre.