La amistad es para mi, sin lugar a dudas, una de las mejores cosas de la vida.
Como bien decía Saint-Exupery, ni se compra, ni se puede forzar.
La elegimos libremente ó químicamente cuando hay "feeling"; aquella sensación indescriptible y sorprendente que nos atrae hacia una persona concreta, con la que compartimos vínculos.
El concepto de "amistad" es a menudo erróneo, ya que "amigos-amigos" hay pocos. Tenemos tendencia a presentar a la gente, muchas veces, por sentido del ridículo, como "amigos" cuando en realidad son gente que nos caen bien, con los que hemos tenido poco roce y consecuentemente poco cariño.
Sorprendentemente se conservan algunos amigos de la infancia y de la adolescencia y cuando la vida nos separa y nos vuelve a juntar después de varios años, el hecho de comprobar que sigue existiendo aquel cariño, aquellos vínculos invisibles, nos alegra sobre manera, porque al amigo del alma, al autentico amigo, no es necesario verle a diario, ni semanalmente, ni mensualmente ... para mi "el amigo" es aquel al que después de cierto tiempo de no vernos, todo sigue tan normal, como si nos hubiésemos llamado la noche anterior ...
Nada es forzado, todo vuelve a fluir fácilmente y los recuerdos y las novedades se mezclan entre risas y sonrisas. La calidez y la seguridad que trae consigo la amistad son únicas; es un sentimiento de bienestar, de protección, de saber que hay un hombro en el que apoyarte, unos oídos que te escucharan... alguien que te hará sonreír, una mano que te confortará...
Algunas veces la amistad es también aquel silencio acertado, oportuno, que no trae complicaciones pero si complicidad.
Las nuevas tecnologías y los nuevos medios, amplían nuestros contactos y nuestros tentáculos se extienden. "Conocemos" a personas de otros lugares, países y continentes, o incluso de la misma ciudad, a los que no conocemos físicamente, de los cuales no hemos oído nunca la voz y que no siempre se corresponden con la fotografía que cuelgan en la red.
Sin embargo nos sentimos atraídos por el poder de sus palabras, por la construcción de sus frases, por su sentido del humor... y sin saber porque los agregamos a nuestra lista de "amigos", compartimos opiniones, bromas y risas, los leemos asiduamente y nos preocupamos cuando guardan silencio de forma inesperada.
Así pues, las amistades que sean viejas, nuevas o digitales son un tesoro ... y las "Amistades Peligrosas" una película y un libro maravillosos.
Como bien decía Saint-Exupery, ni se compra, ni se puede forzar.
La elegimos libremente ó químicamente cuando hay "feeling"; aquella sensación indescriptible y sorprendente que nos atrae hacia una persona concreta, con la que compartimos vínculos.
El concepto de "amistad" es a menudo erróneo, ya que "amigos-amigos" hay pocos. Tenemos tendencia a presentar a la gente, muchas veces, por sentido del ridículo, como "amigos" cuando en realidad son gente que nos caen bien, con los que hemos tenido poco roce y consecuentemente poco cariño.
Sorprendentemente se conservan algunos amigos de la infancia y de la adolescencia y cuando la vida nos separa y nos vuelve a juntar después de varios años, el hecho de comprobar que sigue existiendo aquel cariño, aquellos vínculos invisibles, nos alegra sobre manera, porque al amigo del alma, al autentico amigo, no es necesario verle a diario, ni semanalmente, ni mensualmente ... para mi "el amigo" es aquel al que después de cierto tiempo de no vernos, todo sigue tan normal, como si nos hubiésemos llamado la noche anterior ...
Nada es forzado, todo vuelve a fluir fácilmente y los recuerdos y las novedades se mezclan entre risas y sonrisas. La calidez y la seguridad que trae consigo la amistad son únicas; es un sentimiento de bienestar, de protección, de saber que hay un hombro en el que apoyarte, unos oídos que te escucharan... alguien que te hará sonreír, una mano que te confortará...
Algunas veces la amistad es también aquel silencio acertado, oportuno, que no trae complicaciones pero si complicidad.
Las nuevas tecnologías y los nuevos medios, amplían nuestros contactos y nuestros tentáculos se extienden. "Conocemos" a personas de otros lugares, países y continentes, o incluso de la misma ciudad, a los que no conocemos físicamente, de los cuales no hemos oído nunca la voz y que no siempre se corresponden con la fotografía que cuelgan en la red.
Sin embargo nos sentimos atraídos por el poder de sus palabras, por la construcción de sus frases, por su sentido del humor... y sin saber porque los agregamos a nuestra lista de "amigos", compartimos opiniones, bromas y risas, los leemos asiduamente y nos preocupamos cuando guardan silencio de forma inesperada.
Así pues, las amistades que sean viejas, nuevas o digitales son un tesoro ... y las "Amistades Peligrosas" una película y un libro maravillosos.