José Saramago (Azinhaga - Portugal - 1922) Premio Nobel de literatura 1998.
Tuve la suerte de poder asistir, hace escasos días, a la gravación de un documental sobre la llamada MEMORIA HISTORICA
Durante dos días, ancianos e ancianas hablaron frente a la camera de sus recuerdos durante la guerra y la post guerra civil. La media de ellos sobrepasaban los 80 años pero sus mentes, valioso tesoro, nos llevaron de vuelta a estos días dolorosos, terribles y miserables.
Todos ellos se mostraron aliviados de hablar y todos [los de un bando y los del otro] se iban del set de rodaje con una sonrisa en los labios. "Que bueno es poder hablar... Que bueno es que te escuchen" fue la frase que más escuché.
Y así de repente me di cuenta de lo importante que eran esas personas, de lo importante que eran sus recuerdos para la humanidad.
La guerra es una pesadilla y en se nombre se cometen verdaderas atrocidades: para mi no hay nada peor que una guerra entre amigos, hermanos, vecinos... de la misma religion y con la misma sangre.
Aprendi sobre el valor, el idealismo, la resistencia, el desafio, la fuerza, la fe, la esperanza, la amistad, la estupidez, lo absurdo, la violencia, la traición... pero sobre todo aprendi que fue real.
Estas voces, hasta ahora silenciosas, son un material precioso que nuestra Historia precisa conservar, pues los HUMANOS deben asumir las responsabilidades de sus actos. No se trata de "los buenos" y de "los malos" pues la estupidez y la violencia pueden aparecer y florecer en cualquier sitio
¿Quienes demonios somos para decidir por ellos? ¿Quienes demonios somos para rechazar sus recuerdos? ¿Quienes demonios somos para dar las cosas por hechas?
Se trata de una igualdad de oportunidades y de elección; el medio mediante el cual estas voces pueden contar sus historias y en consequencia su verdad, y nosotros, los afortunados, debemos inclinar nuestras cabezas con respecto e admiración frente a estas personas, frente a los niños que fueron y que vertiron rios de lagrimas, frente a estas personas cuyas voces van a apagarse en el tunel del tiempo.
[fotografa: Dorothea Lange]