12 Jul 2011

¿POR QUÉ?

Me fundí en un abrazo con Carole mientras Albert bebía un sorbo de su refresco. Se aclaró la voz y prosiguió:

“Me pase horas y horas hablando con mi hija. Habíamos perdido tantas cosas por el camino. Teníamos tanto que contarnos.
Mirarla era como verme a mí mismo en un espejo. Su castellano era perfecto, sin ningún acento. Era tan mediterránea con su cabello negro, sus ojazos negros, su piel morena… ¡Era preciosa!
Me disculpe por haber estado ausente tanto tiempo de su vida. Le dije que desconocía totalmente su nacimiento y su existencia. Era incapaz de darle una explicación que excusase mi silencio y mi ausencia.
No había ninguna rabia, ningún rencor en ella; estaba tan feliz de haberme encontrado…

Carole y yo nos fuimos a Alemania para conocer la familia de R: su marido y sus dos hijos – mis nietos -.
No puedo encontrar las palabras para expresar cuan hermoso y doloroso fue aquel encuentro. Aún sigo sin poder describir mi estado emocional y mis sensaciones.
Tan solo me preguntaba ¿POR QUÉ?

¿POR QUÉ? Esta era la palabra clave de otro trozo de mi historia. Tenía que preguntárselo a mi madre – una anciana de más de ochenta años – y a mi hermano mayor.
Así es que Carole y yo viajamos hasta Barcelona.
Jamás olvidaré la reacción de mi hermano cuando le confesé que había conocido a mi hija. Se hundió en la butaca, abrió la boca para contestar pero fue incapaz de proferir si quiera algún sonido, mientras las lágrimas le recorrían las mejillas.

“Perdóname Albert. Por favor, perdóname. Madre y yo creímos que sería lo mejor para ti.
-¿Lo mejor para mí? ¿Durante 39 años? ¡Joder! Creo que me merezco más explicaciones ¿no crees?
-Ya sabes que Madre estaba muy disgustada acerca de tu relación con R. y que te había prohibido seguir viéndola. ¡Eras un crio, Albert! Tenias que terminar tus estudios y además ella tenía diez años más que tu. ¡Pero estabas tan enamorado de ella! Fue por esto que Madre y el tío S. le ofrecieron dinero para que abandonase el país: fueron muy generosos con ella, tienes que creerme”.

Tengo que añadir que mi madre enviudó cuando tenía doce años y que el hermano de mi padre era nuestro albacea.

Y mi hermano siguió diciendo: “Unos cuantos meses más tarde, Madre interceptó una carta dirigida a ti, donde R. te hablaba de su embarazo…”

Llegados a este punto de la conversación, estaba lívido y sin voz… ¡Mi propia madre y mi propio hermano, sangre de mi sangre, habían conservado el secreto todos estos años!
Estaba llorando y mi hermano también.

-Sigue por favor.
-Así es que Madre y Tío S. le mandaron más dinero rogándole que fuera paciente y generosa, pues te iban a contar la verdad al finalizar tus estudios…
-¡Sabes que no fue el caso! ¿Qué paso?
-Supimos que fue una niña, y nuevamente Madre apeló a la generosidad de R. suplicándole que la entendiese ahora que ella también era madre…
-¿Y? ¡Sigue por Dios Santo!
-Su correspondencia duró unos cinco años… más o menos, y entonces fue cuando Madre le dijo que tenías una nueva vida y de que no querías saber nada de tu hija… ¿Podrás perdonarme algún día?”

La autentica pregunta era: ¿sería yo capaz de perdonar mi propia madre?



WHY?

Carole and I fell into one another's arms, as Albert was taking a sip from his drink. He cleared his throat and said: 

“I spent hours and hours chatting with my daughter. We had lost so many things in the way. We had so much to catch up.
Looking at her was like looking at me in a mirror. Her Spanish was perfect, no accent at all. She looked so Mediterranean with her black hair and her black eyes, with her tanned skin… She was awesome!

I apologized to her for all the time I had been missing in her life. I told her that I really didn’t know anything at all about her birth and her existence.
I was unable to give her any explanation at all for my silence and my absence.
There was no anger, no bitterness in her; she was just so happy to have found me…

Carole and I went to Germany to meet R’s family: her husband and their two sons – my grandsons -.
I cannot find the words to express how wonderful and how painful that meeting was. I still don’t know how to express my emotional feelings and sensations.
I was just wondering WHY?

WHY? That was the key word to another part of the story. I had to ask my mother – an old lady in her eighties – and my eldest brother.
So Carole and I travelled to Barcelona.

I will never forget my brother’s reaction when I told her I had finally met my daughter. He just sank into his armchair, opened his mouth to answer but was unable to pronounce a single sound, as tears were running down his cheeks.
“Forgive me Albert. Please forgive me. Mother and I just thought it was the best for you.
-The best for me? During 39 years? Wow! I deserve a little more explanations, don’t you think so?
-You know that Mother was extremely upset about your relation with R. and that she had forbidden you to see her. You were a child, Albert! You had to finish your studies and she was ten years your eldest! But you were so much in love with her! This is why Mother and Uncle S. gave her money to leave our country: they were really generous with her, you have to trust me.

I have to say that my mother became a widow when I was twelve years old and it was my father’s brother who was our testamentary executor.

And my brother went on saying: “A few months later, Mother intercepted a letter addressed to you, where R. was telling you about her pregnancy…"

At that point of our conversation I was livid and voiceless… My mother and my brother, my flesh and blood, had kept that secret during all those years! I was crying silently and so was my brother.
-Go on please.
-So Mother and Uncle S. send her more money asking her to be patient and to be generous. They promised you were going to know the truth at the end of your studies…
-You know it was not the case! What happened?
-We were told it was a baby girl, and Mother appealed once more to R. generosity begging her to understand her now that she was a mother too…
-And? Go on for Christ’s sake!
-Their correspondence last five years… more or less, and then Mother told her that you had a new life and that you didn’t want to know about your daughter… Could you ever forgive me?”

The real question was: would I be able to forgive my own mother!