Tenía tantas preguntas que me moría por hacerle a Albert, pero en vez de ello, permanecí silenciosa, esperando educadamente a que continuase su historia, y así lo hizo.
“Estaba petrificado, incapaz de reaccionar, de moverme… mi cabeza estaba procesando las ultimas e inesperadas noticias, mi corazón estaba desbocado y me faltaba el aire. ¿Era aquello un sueño? ¿Me estaba volviendo loco? ¿Tuvo realmente lugar aquella conversación telefónica?
Cuando Carole llegó a casa, aún seguía en estado de shock. Me pregunto qué era lo que pasaba y le conté todo lo sucedido. Su reacción fue extraordinaria; cogió mi cabeza entre sus manos y me dijo dulcemente: “ya pasó, cariño, ya pasó. No pasa nada ¿vale? Vamos a averiguar todo esto juntos. Ven, deja que te ayude a ponerte en pie. Veamos si nuestro teléfono ha conservado el número que te ha llamado, y pondremos todo esto en claro… pero por hoy ya has tenido bastante… no sufras ni te preocupes, no estás solo y nada va a estropearnos las fiestas de Navidad. Nos ocuparemos de todo esto en enero, y que sea lo que Dios quiera… toda saldrá bien, cariño, ¿vale?”
¿No es increíble? ¿Verdad que es generosa? Le estaba contado a mi mujer que tal vez tenía una hija de 39 años, mientras que nuestro matrimonio no había sido bendecido con ningún hijo, y no estaba ni enfadada conmigo, ni me estaba montado un Cristo.
Carole le sonrió y añadió: “Vamos Albert, que vas a conseguir que me ponga colorada, vamos cariño sigue con tu historia”.
Así que empezamos el nuevo año con un montón de llamadas, un montón de emails, un montón de documentos escaneados, un montón de fotos, un montón de faxes… R. era mi hija. Tenía 39 años, estaba casada y era madre de dos niños, lo que me convertía además en abuelo.
Su llamada, antes de Navidad, ponía fin a diez años de búsqueda…
Su madre le había dicho que su papa había fallecido poco después de su nacimiento, que era un príncipe español que la quería con toda el alma.
Me mando todos los dibujos que había hecho siendo niña y su papa figura en todos ellos con una corona en la cabeza.
Empezó a estudiar el castellano para así estar segura de poder entendernos cuando nos encontráramos, ya que estaba convencida de que estaba vivo y de que me iba a encontrar.
Le costó diez años de su vida. Sabréis más tarde el por qué fue tan largo.
Cuando la vi cruzar la puerta de Llegadas del aeropuerto de Heathrow, tuve otro shock. No cabia ninguna duda, Era mi clon en un cuerpo de mujer. Me estaba mirando, en un flashback, 40 años antes, y 40 años más tarde podía por fin abrazarla y besarla.
Me había encontrado.”
Paola Franconetti
ReplyDeleteCarole es increíblemente generosa. Q dulzura...
Clara Romeu
ReplyDeleteMenudo Flashback ! Qué fondo tan bonito tiene esta historia Yooooooool. Sinceramente Carole es un cielo con MAYÚSCULAS ... Como puede cambiarle a uno la vida en cuestión de una llamada xD. Voy a seguir leyendo ... Gracias Yooool ♥