Qué término tan pomposo para un “estado de ánimo” tan triste y conmovedor. Es el epónimo de un personaje de Flaubert “Emma Bovary” y hace referencia a un complicado y frágil tejido psíquico, inextricablemente tejido a la insatisfacción, frustración, ensueño diurno, narcisismo, egoísmo, arrogancia, soledad y adulterio.
Una vez más son las mujeres las más propensas a padecerlo a pesar de que no sea una característica exclusivamente femenina, gracias a Dios.
Pero volvamos a la novela de Flaubert, y reunámonos con Emma Bovary. Es una mujer hermosa, romántica, cándida, reservada, pasional, testaruda, provocativa y desesperada, que está atrapada en un matrimonio y una vida que desprecia.
Intenta desesperadamente escapar de su realidad, de su visión del sin sentido y del vacío, y de su sexualmente poco deseado esposo, el Dr. Charles Bovary.Este pobre diablo es incompetente, estúpido, sin imaginación y repulsivo a sus ojos, incluso siendo él el que paga sus facturas, su costoso sentido del decoro y su elegancia.
No puedo evitar sentir compasión por este hombre que la mima, la adora, que se deja llevar por la aflicción, tras su suicidio, y que mantiene limpia y viva su memoria, perdonándole su adulterio.
Emma es la mujer mentalmente enferma y Charles la pobre victima de este drama.
En 1857, la novela fue obviamente un escándalo y el Sr. Flaubert fue llevado a juicio por su libro. Fue juzgado, por contar la historia de Emma, por una sociedad puritana y sexista.
¿Y qué ocurriría hoy en día? ¿Seguiría siendo la vida sexual de esta mujer casada aun escandalosa? ¿Somos gente más tolerante? ¿Es nuestra sociedad menos puritana? ¿Es el adulterio menos sorprendente?
¿Entendemos a Emma? ¿O bien seguimos condenándola? Cuál es nuestra opinión al respecto ahora que sabemos lo que es el bovarismo? A mí, como mujer, no me sorprende para nada el comportamiento sexual de Emma; de hecho me importa un bledo. Lo que realmente me exaspera de ella es como utiliza a su marido, como le miente, como se siente superior a él, como lo ignora y su falta de respeto hacia él y hacia los demás por añadidura.
“Madame Bovary” dista mucho de ser una ficción; estas mujeres existen y no soy nadie para juzgar una mente enfermiza, tan solo me gustaría desearles lo mejor, esperando que sus mal de amores sane pronto y que encuentren su paz interior.
Que Dios las bendiga.